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jueves, 2 de mayo de 2013

Carta a una desconocida, Stefan Zweig





Lo primero es que ha sido una oportunidad leer esta obra porque te hace reflexionar sobre aspectos fundamentales de la propia vida. Una vida que por un giro inesperado y aparentemente imperceptible puede llegar a cambiar por completo a una niña y que a partir de ello nada vuelva a ser igual.

Reconozco que me ha sorprendido en muchos momentos y continuamente te vienen debates morales a la cabeza donde no dejas de plantearte la típica pregunta de que hubieras hecho tú en ese lugar. Por muchas hipótesis que tratemos de cuestionarnos lo cierto es que realmente no lo sabríamos hasta que no estuviéramos allí, en esa piel y tuviéramos que enfrentarnos a esa situación.


Es difícil imaginarme que haría si en mi vida alguna vez llegara a encontrarme ante un amor tan apasionado que según crezca éste disminuya el amor por la propia persona. Sinceramente perdió el amor propio y se lo entregó a un desconocido. Esta es la clave de la historia y que es imprescindible no solo conocerla sino entenderla. 
Si creemos en esta historia de manera incrédula pensaremos que es un amor enfermizo. Que malgasto su vida, realmente toda su vida por una persona que nunca lo supo. Es que ni siquiera intento estar con él, le amaba desde la sombra y en los momentos de acercamiento era un ser completamente sumiso. Hasta que punto esto es un obsesión. Llego a comprender aunque no enteramente su situación, trato de evitar que el pudiera tener un mal pensamiento de ella. Al evitar eso tuvo como consecuencia que no tuviera pensamiento para ella porque ni siquiera existía.

No creo que se trate de falta de valor, es algo demasiado arriesgado para algo tan puro. La protagonista tenía a su amado totalmente idolatrado, era su dios, su pensamiento en cada segundo y la razón por la que tomaba todas las decisiones para seguir viviendo. Pero siempre prefirió seguir así, un sufrimiento que arrastró durante toda su vida, una vida infeliz porque todo lo que tenía sentido dejaba de tenerlo por él.

Parte del amor, ese sentimiento que mueve a todos y cada uno de los seres humanos, también tiene su parte de desamor. Ponerse en la piel de la desconocida es complicado; pero si tuviera que enfrentarme a esta decisión yo se lo hubiera dicho antes, quizá por carta o no pero antes de morir, haber sabido que pensaba de todo, arriesgándome a que la decepción fuera máxima. Considero que el padre tenía derecho a saberlo, aunque el niño no tuvo mala vida nunca tuvo un padre al que amar porque ella no quiso dar esa oportunidad, es bonito pero demasiado profundo el dar tu vida al otro de esa manera tan arriesgada y dolorosa, ya que el propio hecho de amarle era para ella una falta de aliento. 

En esta breve novela somos concientes de cómo es posible amar en todos los sentidos y hacer eso sin pedir nada a cambio. Cargar durante toda una vida con una decisión de mantener en el anonimato y solo en el último momento cuando ya nada puede hacer que cambie las cosas es cuando decide desvelar su secreto. Podríamos plantearnos el sentido de esto, lo lógico sería haberlo dicho cuando necesitaba su ayuda, cuando sinceramente tenía algo que ofrecerle,… pero no es así… el amor nunca es así, es ilógico y por ello es único y que a día de hoy sigue siendo lo que mueve el mundo.


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