El cuarto poder es una obra que plantea el panorama de los medios de comunicación que sigue de vigente en la actualidad. La intromisión de la prensa en la intimidad personal o familiar, la utilización de un medio de información en ataque y desprestigio del rival político o social.
Palacio Valdés fue un escritor de mediados del siglo XIX e inicios del siglo XX. Nació en Asturias y se trasladó a Madrid donde tuvo gran contacto con Clarín. Fue un miembro de la Real Academia Española y estuvo dos veces nominado al Premio Nobel. Como escritor y periodista colaboró en El Cronista, La España moderna y fue director de Revista Europea. La mayor parte de sus obras fueron publicadas entre 1881-1903. “El Cuarto Poder” “Marta y María” y “La Hermana San Sulpicio” son ejemplos de sus grandes obras.
El cuarto poder se publicó en Madrid en 1888, en dos tomos con diecinueve capítulos y fue traducida al inglés, al francés y al holandés. El nombre de la obra a que Valdés define al periodismo como un cuarto poder por la influencia que ejercía en la sociedad.
La obra se desenvuelve en un clima de fina ironía en un verdadero alarde de humor en íntimo maridaje con el drama. La multiplicidad de personajes de la obra sirve para mostrar las pequeñas pasiones de la vida en un desdén irónico hacia el drama.
La obra nos narra la vida de una sociedad pacífica en un pequeño pueblo llamado Sarrió que combina la historia de un triángulo amoroso junto con la historia sobre la prensa y al mismo tiempo nos ofrece detalles del contexto histórico de la época.
El cuarto poder es una novela que nos sirve como documento para conocer la época. No se trata de un relato histórico sino más bien de una creación literaria que toma materiales de la realidad histórica y social.
“El día 9 de julio de 1860 debe señalarse con caracteres de oro en los fastos de la villa de Sarrió”. La acción se sitúa en el segundo gobierno de O’Donnell, formado el 30 de junio de 1858 y que permaneció hasta 1853. Durante este gobierno dos fueron los problemas políticos fundamentales: la limpieza de los procesos electorales y la libertad de imprenta. La ley de imprenta vigente había sido aprobada el 13 de julio de 1857. El artículo 14 de la Constitución vigente desde 1845 establecía que el editor de un periódico independientemente de su índole debería depositar 200.000 reales en caso de un publicación de provincias o 300.000 en el caso de Madrid. De esta forma el derecho a publicar era exclusivo de los ricos, observación que resulta pertinente en la obra de Palacio Valdés.
Don Rosendo, comerciante de bacalao, es el artífice y director del primer periódico de Sarrió, El Faro de Sarrió. La poderosa afición por la prensa, no era extraña en el hombre del siglo XIX. Se produce un acercamiento a los periódicos. Don Rosendo pretende crear un periódico para traer el progreso a la ciudad y fomentar en el la vida pública. La rivalidad con ciudades vecinas es una motivación por crear el periódico.
Con la llegada de la prensa se produce una degradación de la sociedad por entender mal el concepto de progreso lo que llevo a un conflicto entre los ciudadanos que pertenecían a distintos bandos.
La obra nos alerta de los peligros de una prensa empleada no solo como herramienta política también como arma contra la privacidad familiar. Invita a la reflexión sobre el sentido del progreso y límites de la vida pública. Muestra las consecuencias de poder de la prensa. Cuando esta sirve a los intereses de los individuos en particular y no toda la sociedad.
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