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jueves, 2 de mayo de 2013

¿Literario o periodístico?


Literatura y periodismo han estado relacionados desde los orígenes de ambos, antes incluso del surgimiento de estos conceptos.
Como origen del periodismo y de la literatura se nombra con frecuencia a los juglares y trovadores, que se encargaban de transmitir oralmente las noticias e historias que circulaban de boca en boca en la Edad Media. Puede considerarse el principio, ya que los ciudadanos que no estaban vinculados al comercio y apenas se movían de sus hogares, solo tenían esta manera de informarse de lo que ocurría en otros lugares. Sin embargo, en esa época periodismo y literatura estaban más unidos que ahora, porque las noticias se difundían oralmente y no se podían saber con certeza los cambios sufridos por la historia desde que acontece hasta que llega de la palabra de un juglar a alguna población. Seguramente los trovadores y juglares adornaban a menudo las noticias para que resultasen más interesantes a sus oyentes, por lo que no es información como la conocemos hoy día pero sí se puede decir que es el inicio del periodismo.
Algunas obras consideradas literarias muestran características periodísticas, como por ejemplo el Poema de Mio Cid que puede verse como un reportaje eminentemente realista, La Odisea como reportaje periodístico, La Ilíada como crónica y El Quijote que muestra mejor que ningún tratado histórico el proceso de desintegración de la estructura del feudalismo europeo. En estas obras se vuelve a observar la relación literatura-periodismo.
En 1702 surgió el primer periódico en Inglaterra y la mayor parte de los escritores de la época pasaron por la prensa, aunque muchos de los mismos solo eran colaboradores literarios. Cuando el periodismo adquiere razón de ser es en el siglo XIX, cuando la difusión de la literatura a través de los libros fue minoritaria, y se dio más a través de los diarios. Como consecuencia de la mayor dependencia de la prensa hacia al público, en lugar de hacia los partidos políticos como ocurría hasta entonces, apareció el periodismo literario y el folletín. Este se constituía de una novela separada en capítulos, apareciendo uno en cada número del periódico y dejando un final intrigante para que el lector volviera a comprar el diario para seguir leyendo el siguiente episodio.
Algunos literatos solo colaboraban en prensa por motivos económicos, ya que muchos no podían ganarse la vida simplemente con su obra. Muchos autores coinciden en que son los escritores los que han levantado el género periodístico a la categoría que hoy tiene. García Márquez también insistía en la extendida idea entre los escritores de que “el periodismo escrito es un género literario”. 
Dos ejemplos de la relación entre periodismo y literatura son las obras “Todos los hombres del presidente” y “A sangre fría”. Tanto los autores son periodistas y escritores, como el contenido de la novela mezcla ambos géneros.

Todos los hombres del presidente (All the President’s Men, 1974) es un libro de no ficción escrito por Carl Bernstein y Bob Woodward, dos periodistas de “The Washington Post” que investigaron el caso “Watergate”. En 1976, el libro fue adaptado en la película homónima dirigida por Alan Pakula y protagonizada por Robert Redford y Dustin Hoffman. Se llevó cuatro premios en los Óscar.
A sangre fría (In Cold Blood, 1966) es una novela del periodista y escritor estadounidense Truman Capote. Narra el brutal asesinato de una familia de Kansas, enlazando la narrativa tradicional con un reporte periodístico. En 1967, Richard Brooks dirige, escribe y produce una película basada en la novela de Capote, que fue nominada a cuatro Óscar.



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